Howard, Robert E - Almuric

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Almuric Robert E. Howard
Titulo original: ALMURIC
® 1939, by Weird Tales for Weird Tales,
May, June-July, August 1939.
Colección dirigida por: Francisco Arellano
2ª edición: Abril, 1991
Escaneado en Noviembre del 99 por Conner McLeod para el Círculo Conan.
Traducción: Francisco Arellano
® Miraguano Ediciones Hermosilla, 104. 28009 Madrid Telf. 4016990
I.S.B.N.: 84-85639-88-X
Depósito legal: M. 10.303-1991
Imprime: FARESO, S. A.
Paseo de la Dirección, 5 28039 Madrid
Digitalización: Conan el Bárbaro - Artículos y Relatos
http://www.dreamers.com/conan/conan/articulos/articulos.htm
Revisado y corregido por: El Trauko
Versión 1.0 - Word 97
Texto digital # 74
La Biblioteca de El Trauko
http://www.fortunecity.es/poetas/relatos/166/
http://go.to/trauko
trauko33@mixmail.com
Chile – Mayo 2001
NOTAS SOBRE EL AUTOR:
Robert E. Howard, (1906-1936) Escritor tejano que desarrolló una fértil producción literaria en las
revistas populares norteamericanas, fue uno de los más destacados colaboradores de la revista Weird
Tales, publicación en la que se dieron también a conocer figuras como H. P. Lovecraft y Clark Ashton
Smith. De personalidad psicótica, Howard se quitó la vida a la edad de 30 años. El conjunto de su obra ha
venido publicándose desde entonces en múltiples recopilaciones de relatos, en algunos casos
atendiéndose a la cronología interna de diversos de sus ciclos de personajes. La popularidad del autor ha
venido creciendo de forma imparable, motivando la aparición de numerosas secuelas autorizadas a cargo
de otros autores que han explotado la comercialidad de sus creaciones más importantes, muy en
particular el ciclo de Conan.
Gentileza de El Trauko http://go.to/trauko
1
ALMURIC
Robert E. Howard
PREFACIO
AL PRINCIPIO YO NO TENÍA intención de contar lo que le había pasado a Esaú Cairn, ni
siquiera de disipar el misterio que rodeó su desaparición. Fue Cairn en persona quien me hizo cambiar de
opinión. Sin duda, sintió el deseo natural y humano de contar al mundoun mundo del que había
renegado, lo mismo que de sus habitantes su extraña historia y la de aquel planeta que éstos nunca
podrán alcanzar. Lo que él deseaba decir y narrar es su historia. Por mi parte, rehuso a divulgar el papel
que he desempeñado en este intercambio; por ello callaré los medios por los que pude transportar a Esaú
Cairn desde su tierra natal a un planeta que forma parte de un sistema solar desconocido incluso por los
astrónomos más avanzados. Tampoco revelaré de qué forma conseguí posteriormente comunicarme con
él y escuchar su historia por su propia boca, con una voz que se oía espectralmente a través del cosmos.
Sí puedo certificar una cosa: nada de todo esto fue premeditado. Encontré el Gran Secreto
totalmente por azar, durante una experiencia científica, y jamás había soñado en utilizarlo de un modo
práctico hasta la famosa noche en que Esaú Cairn se introdujo en mi laboratorio al amparo de la
oscuridad... un hombre acorralado y al que la sangre humana le cubría las manos. Fue el azar lo que le
condujo allí, el ciego instinto del animal que busca una guarida en la que pueda librar un último combate.
Igualmente puedo afirmar, de forma definitiva y categórica, que, aunque todas las pruebas
estaban contra él, Esaú Cairn no es ni nunca lo ha sidoun criminal. En este asunto, él fue
únicamente un peón metido en un aparato político corrompido que se volvió contra él cuando se negó a
obedecer nuevas órdenes y fue consciente de su situación. En términos generales, sus actos en esta
vida, unos actos que podrían sugerir una vida violenta e indisciplinada, responden solamente a su
particular espíritu.
La ciencia empieza a darse cuenta de que hay una verdad más profunda en la expresión popular
de Nacido fuera de su época. Ciertas naturalezas no están de acuerdo con ciertas fases o períodos de la
historia de la humanidad, y estas naturalezas, cuando el azar las proyecta a una época que es extraña a
sus reacciones y emociones, sufren grandes dificultades para adaptarse a su entorno. Esto no es más
que un nuevo ejemplo de las leyes impenetrables de la Naturaleza; basta, a veces, una única fricción cós-
mica o una ligera brecha para que sean desviadas, con resultados catastróficos para el individuo y para la
multitud.
Muchos hombres han nacido fuera de su época; Esaú Cairn había nacido fuera de su propio
tiempo. No era un débil de espíritu ni un salvaje primitivo, y su inteligencia era muy superior a la media;
sin embargo, no había sido hecho para los tiempos modernos, en los que se sentía desplazado. Nunca
he conocido a un hombre de tal inteligencia y que fuera tan incapaz de integrarse en una civilización
hecha para la máquina. (Se habrán dado cuenta de que hablo de él en pasado; Esaú Cairn sigue
viviendo en lo que concierne al cosmos, aunque, para la Tierra, ha muerto, ya que no volverá a ella
jamás.)
De naturaleza agitada, no soportaba ningún contratiempo, ni ninguna autoridad. No tenía nada de
fanfarrón, y, al mismo tiempo, se negaba a doblegarse a lo que a sus ojos era violación de sus derechos,
aun de los más ínfimos. Era primitivo en sus cóleras, con un temperamento de tal bravura que no cedía
nada a nadie de este planeta. Su vida fue una sucesión de represiones. Incluso en las pruebas de
atletismo tenía que contenerse, por miedo a herir a sus adversarios. En una palabra, Esaú Cairn era un
fenómeno: se trataba de un hombre cuyo cuerpo y espíritu estaban más en armonía con los tiempos
primitivos.
Nacido al sudoeste de los Estados Unidos, descendía de una familia de pioneros, pertenecía a
una raza en la que la violencia era una tradición; estaba familiarizado con la guerra y sus odios tenaces y
la lucha constante contra el hombre y la naturaleza. La región montañosa en la que paso su infancia
seguía esta tradición. El enfrentamiento el enfrentamiento físicoera un modo de vida para él. Sin
Almuric Robert E. Howard
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este enfrentamiento, se sentía y se mostraba inestable e incierto. Por su particular constitución física, el
gozo pleno de este enfrentamiento de forma legítima, en un ring o en un campo de fútbolle fue
negado. Su carrera de jugador de fútbol estaba marcada por numerosos incidentes golpes y lesiones
infligidas a los hombres que luchaban contra él y fue marcado como un hombre brutal, cosa que no era
necesaria, que luchaba para desgraciar a sus adversarios y no para vencer en un partido. Aquello era
algo injusto. Las heridas ocasionadas eran resultado únicamente del uso de su fuerza prodigiosa,
siempre superior a la de los hombres que le oponían. Cairn no era un gigante con espíritu lento y
temperamento flemático, como normalmente son los hombres muy fuertes; vibraba con una vida
impetuosa, ardía con una energía dinámica. Se dejaba llevar por el placer del combate, y se obligaba a
controlar su propia fuerza, y el resultado eran miembros rotos o fracturas de cráneo en sus adversarios.
Por esa razón abandonó los estudios universitarios, decepcionado y lleno de amargura, para
convertirse en boxeador profesional. De nuevo el destino se aferraba a sus pasos. Durante su
entrenamiento, e incluso antes del primer combate en el ring, tuvo la desgracia de herir mortalmente a su
sparring. Tan pronto como los periodistas supieron del incidente, lo pregonaron de un modo
desproporcionado. El resultado fue que le retiraron la licencia a Cairn.
Desorientado, insatisfecho, recorrió el mundo como un Hércules incapaz de encontrar reposo, en
busca de una salida a la inmensa vitalidad que bullía en él, buscando vanamente una forma de vida lo
suficientemente salvaje y ruda como para satisfacer sus febriles deseos, heredados de los días rojos y
brumosos de la juventud del mundo.
Sobre la última explosión de furia ciega que le desterró para siempre de la vida y del mundo por
el que erraba como un extraño, tengo que decir muy pocas palabras. El suceso creó estupor durante
nueve días, y los periodistas lo explotaron con grandes titulares sensacionalistas. Era una historia tan
vieja como el mundo... Un gobierno corrompido, un político deshonesto, un hombre elegido, a su antojo,
para ser utilizado como instrumento y servir de marioneta.
Cairn, una persona inquieta y cansada de la monotonía de una vida para la que no estaba hecho,
fue el instrumento ideal... durante un tiempo. Pero Cairn no era ni un criminal ni un imbécil. Comprendió
su juego más deprisa de lo que ellos esperaban, y se les opuso firmemente de un modo sorprendente, ya
que no conocían verdaderamente al hombre.
Así pues, y de esta forma, las consecuencias no hubieran sido tan violentas si el hombre que
utilizó a Cairn y arruinó su reputación, hubiera sido algo más inteligente. Acostumbrado a tener a los
hombres bajo su pie y a verles arrastrarse para pedir clemencia, amo Blayne, no podía comprender que
tenía ante sí a un hombre para el que su poder y fortuna no significaban nada.
Cairn había aprendido a controlarse rudamente a sí mismo; hizo falta un insulto grosero y una
mala pasada por parte de Blayne para hacerle salirse de sus casillas. Por primera vez en su vida, la
naturaleza salvaje de Cairn se inflamó y explotó. Toda una vida encasillada por prohibiciones y
represiones salió al exterior para convertirse en el puñetazo que rompió el cráneo de Blayne, como si
fuera una cascara de huevo, que le dejó tumbado en el suelo, muerto, detrás de la mesa de despacho
desde la que había gobernado toda la ciudad durante montones de años. Cairn no era estúpido. Y,
mientras la bruma escarlata de la rabia y la ira se disipaba de delante de sus ojos, comprendió que no
podía escapar de la venganza de la mafia política que controlaba la ciudad.
No fue por miedo por lo que huyó de la casa de Blayne, fue porque iba empujado por su instinto
primitivo; también porque iba buscando un lugar más apropiado para enfrentarse a sus perseguidores y
batirse hasta la muerte.
Y fue el azar lo que le condujo hasta mi laboratorio.
Tan pronto hubo entrado, quiso salir de nuevo, para evitar que yo resultara implicado en el
asunto, pero le persuadí de que se quedara y de que me contara su historia. Desde hacía mucho tiempo
yo esperaba una catástrofe de aquella índole. El hecho de que se hubiera contenido tanto tiempo
indicaba su temperamento de acero. Su naturaleza era tan salvaje e indómita como la de un león de
espesa melena.
No tenía ningún plan... solamente tenía la intención de hacerse fuerte en alguna parte, de esperar
la llegada de la policía y batirse hasta ser acribillado por el plomo.
摘要:

AlmuricRobertE.HowardTitulooriginal:ALMURIC®1939,byWeirdTalesforWeirdTales,May,June-July,August1939.Coleccióndirigidapor:FranciscoArellano2ªedición:Abril,1991EscaneadoenNoviembredel99porConnerMcLeodparaelCírculoConan.Traducción:FranciscoArellano®MiraguanoEdicionesHermosilla,104.28009MadridTelf.40169...

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