Arthur C. Clarke - Refugiado

VIP免费
2024-11-24 0 0 45.45KB 13 页 5.9玖币
侵权投诉
1
Refugiado
Arthur C. Clarke
La presente historia fue escrita en 1954, y no pretendo que no haya ningún
parecido con algún personaje vivo. Desde que conocí al prototipo del «Príncipe
Henry», en tres ocasiones y más concretamente en la última, aquí en Colombo,
hace sólo unos pocos meses, cuando tuvimos una conversación curiosamente
vinculada a esta historia.
Nuestro primer encuentro fue en una exposición allá por 1958, llamada, con gran
optimismo, «Gran Bretaña en los albores de la Era Espacial». Su alteza real se rió
y comentó con ironía: «Nunca lo logramos, ¿verdad?»
En realidad, no era del todo cierto, dado que, en la actualidad, hay muchos
satélites del Reino Unido en órbita y pronto habrá (por cortesía del U.S. Space
Shuttle) algunos británicos en el espacio. Pero no era eso exactamente en lo que
yo estaba pensando.
Bueno, Isaac Newton «inventó» la gravedad. Tal vez algún día nosotros los
británicos tengamos la fortuna de lograr «desinventarla».
- Cuando venga a bordo - dijo el capitán Saunders mientras esperaba que la
rampa de desembarque quedara en posición -, ¿cómo deberé llamarle?
Hubo un prolongado silencio mientras el oficial de navegación y el ayudante del
piloto se ponían de acuerdo respecto al problema del protocolo
Luego, Mitchell cerró el control principal y todos los mecanismos y circuitos de la
nave quedaron de inmediato en suspenso al cortarles el fluido eléctrico.
- La manera en que uno debe dirigirse a él - y lo pronunció con el mayor cuidado -,
es «Su Alteza Real».
- ¡Bah! - rugió el capitán -. ¡Que me parta un rayo si alguna vez llego a usar una
expresión tan ridícula!
- En estos tiempos de rápidos cambios y exaltación democrática - arguyó
Chambers -, creo que «señor» es más que suficiente. Y no hay necesidad de
preocuparse si uno se olvida. Hace ya mucho tiempo que nadie ha sido enviado a
la Torre por algo de tan poca monta. Además, este Enrique no es un personaje tan
severo como lo fue aquel otro de las muchas esposas.
2
- Según dicen - agregó Mitchell - parece ser que es un joven muy agradable, y
también instruido. En ciertas ocasiones, ha efectuado preguntas técnicas que han
puesto en aprietos a más de uno.
El capitán Saunders ignoró ese comentario y concluyó que, si el príncipe Enrique
quería saber cómo funcionaba un Generador Compensador de Campo, Mitchell se
lo explicaría sin ninguna dificultad. Se levantó cuidando muy bien sus
movimientos, pues había estado trabajando en condiciones de escasa gravedad
durante el vuelo, y ahora, en la Tierra, le suponía un gran esfuerzo mantener el
equilibrio, y se dirigió al corredor que conducía a la compuerta inferior. Con un
sofocado chasquido metálico, la puerta se abrió suavemente hacia un lado.
Iniciando una sonrisa, se dirigió a las cámaras de televisión y al heredero de la
corona británica.
El hombre que algún día sería Enrique IX de Inglaterra no pasaba aún de los
veinte años. Era de una estatura ligeramente inferior a la de tipo medio; tenía las
facciones delicadas y bien proporcionadas, en total consonancia con lo impuesto
por los cánones genealógicos. El capitán Saunders, que provenía de Dallas, y por
tanto se hallaba poco dispuesto a dejarse impresionar por ningún príncipe, se
encontró de repente impresionado por la tristeza de sus ojos. Eran ojos que ya
habían visto demasiadas recepciones y desfiles, que estuvieron forzados a ser
testigos de innumerables cosas carentes de sentido, que nunca tuvieron la
oportunidad de pasear por lugares que no hubieran sido planificados previamente.
Mirando aquel orgulloso y fatigado rostro, el capitán Saunders vislumbró por
primera vez la extrema soledad de la realeza. Todo su desagrado respecto a esta
institución le pareció de escasa importancia a la vista de su mayor defecto: lo que
realmente consideraba mal en la monarquía era la deslealtad de infligir tal carga
sobre ciertas personas.
Los pasillos del Centaurus eran demasiado estrechos como para permitir una
visión general; pero pronto quedó claro que la novedad del nuevo ambiente no le
incomodaba demasiado.
Y una vez que todos se hubieron acostumbrado a aquellos angostos recintos,
Saunders olvidó sus reservas referentes al trato con el príncipe. Pronto tuvo con él
la misma relación que con cualquier otro visitante. Una de las primeras lecciones
que la realeza debe aprender es cómo lograr que la gente no se encuentre
incómoda en su presencia.
- ¿Sabe una cosa, capitán? - dijo el príncipe con aire pensativo -. Este es un gran
día para nosotros. Siempre esperé que fuera posible que una nave espacial
partiera desde la misma Inglaterra. Sin embargo todavía se nos hace extraño tener
una base propia después de tantos años. Dígame, ¿hace mucho que está usted
vinculado con la propulsión a reacción?
- La verdad es que he hecho algunos cursos sobre ella. No obstante, lo que en
realidad me ha dado el cabal dominio del tema ha sido sin duda la experiencia
Arthur C. Clarke - Refugiado.pdf

共13页,预览2页

还剩页未读, 继续阅读

声明:本站为文档C2C交易模式,即用户上传的文档直接被用户下载,本站只是中间服务平台,本站所有文档下载所得的收益归上传人(含作者)所有。玖贝云文库仅提供信息存储空间,仅对用户上传内容的表现方式做保护处理,对上载内容本身不做任何修改或编辑。若文档所含内容侵犯了您的版权或隐私,请立即通知玖贝云文库,我们立即给予删除!
分类:外语学习 价格:5.9玖币 属性:13 页 大小:45.45KB 格式:PDF 时间:2024-11-24

开通VIP享超值会员特权

  • 多端同步记录
  • 高速下载文档
  • 免费文档工具
  • 分享文档赚钱
  • 每日登录抽奖
  • 优质衍生服务
/ 13
客服
关注