James H. Schmitz - Plasmoides

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JAMES H. SCHMITZ
PLASMOIDES
TITULO ORIGINAL: A TALE OF TWO CLOCKS
AUTOR: JAMES H. SCHMITZ
CAPITULO PRIMERO
Era la hora del crepúsculo matutino en Ceyce, la Ciudad Blanca, capital plácidamente
hermosa de Maccadon, Mundo Universitario de Hub.
En el complejo de edificios de la Escuela Colonial que se extendía durante diez kilómetros
con sus parques tropicales, el segundo turno de estudiantes se dirigía a desayunar,
mientras una buena parte del cuarto turno avanzaba a una marcha más mesurada hacia sus
dormitorios. Las actividades organizadas del colegio no se veían muy afectadas por la hora,
porque el gran cuadrángulo de edificios estaba casi desierto en aquella ocasión. Detrás de
la barandilla del campo de tiro, una mujer joven estaba sola, de pie, arma en mano,
esperando a que el monitor de rango automático seleccionase una nueva serie de blancos.
Ella tenía unos veinticuatro años; era esbelta y delgada y vestía el equipo cómodo del
colegio. Camisa oscura, pantalones hasta la rodilla, calcetines también hasta la rodilla,
zapatos de suela blanda. El sombrero, estaba colgado en la barandilla y el viento del alba
agitaba guedejas de cabello blanco plata acariciándole las mejillas. El cabello de la
muchacha era singular, largo hasta colgarte por los hombros. Tenía la joven una pistola
pequeña, deliciosamente labrada, mantenida ahora con agilidad junto a su cuerpo... Era el
Denton deportivo de dos cañones que los mejores técnicos de Hub consideraban como el
arma adecuada para los expertos y tiradores de primera categoría. Raras veces se veía un
ejemplar así en instituciones como la Escuela Colonial.
En el instante exacto que el monitor alzó su nueva serie de blancos, ella se dio cuenta del
aerocoche que descendía hacia su persona desde los edificios de administración de la
derecha. Sobresaltada, miró de reojo para identificar a los dos ocupantes del vehículo,
volviendo su atención al grupo de blancos que marchaban veloces en su dirección; estudió
el sistema de vuelo durante otro medio segundo calmoso y finalmente alzó el Denton. La
pistolita escupió ocho veces sus agujas invisibles e insonoras de destrucción. Seis
pequeñas bocanadas de humo carmesí pendieron en el aire. Los dos blancos restantes
trazaron una curva burlona y volvieron de nuevo a sus barracones de descarga.
La chica se mordió el labio con moderado enojo, puso el seguro, enfundó la pistola y agitó
la mano izquierda al ayudante de campo para indicar que había terminado. Luego se volvió
de cara al aerocoche mientras éste se posaba despacio en el suelo a unos tres metros. Sus
ojos grises estudiaron con aire crítico a sus ocupantes.
-¡Bonito ejemplo que dan a los estudiantes! - Observó ella -. ¡Vuelan justo en medio de la
línea de tiro!
El doctor Plemponi, jefe de la Escuela Colonial sonrió tranquilizador.
-¡Hace ocho años tu padre me riñó por haber hecho lo mismo! ¡Trigger! ¡Y debería decir que
mucho más efusivamente! Ya conoces como fue mi primer encuentro con el viejo Runser
Argee...
-¡Plemp! - Mihul, jefe de Acondicionamiento Físico, Sección Mujeres, preguntó vivamente
desde el asiento posterior -. ¿Qué estás haciendo, borrico?
Confuso, el doctor Plemponi se volvió para mirarla. El aerocoche descendió el último metro
para tomar tierra de manera brusca. Mihul gruñó. Plemponi se excusó. Trigger se acercó a
ellos.
- ¿Suele hacerlo con frecuencia? - preguntó interesada.
-¡Cada vez! - afirmó Mihul. Era alta, delgada, musculosa, de unos cuarenta años. Guiñó el
ojo a Trigger a espaldas de Plemponi -. Mantenemos en servicio permanente a los
quiroprácticos cuando salimos de vuelo con Plemp.
-¡Basta ya! ¡Basta ya! - exclamó el doctor Plemponi -. Distrajiste mi atención durante un
momento, eso es todo. Ahora, Trigger, la razón de que estemos aquí es que Mihul, en
nuestra reunión antes del desayuno, dijo que te sentías demasiado feliz en la buena y vieja
Escuela Colonial. Así que sube, si no tienes otra cosa que hacer, e iremos hasta el despacho
y lo discutiremos - Abrió la puerta para que entrase.
-¡Tengo mucho que hacer! - Trigger le dirigió una mirada -. De acuerdo, doctor. Subiremos a
discutir,
Volvió a recoger su sombrero, ascendió al aparato, cerró la puerta y se sentó junto a él,
colocando el enfundado Denton en la parte delantera de su muslo.
Plemponi miró - con dudas el arma.
- ¿Preparada por si acaso hay otro ataque? - preguntó. Extendió la mano para coger la
palanca de mandos.
Trigger sacudió la cabeza.
- Estoy simplemente liberándome de mi sentido de hostilidad... me imagino - Esperó hasta
que hubo elevado el vehículo del suelo en un ascenso inusitado -. Ese asunto de ayer...
¿Realmente fue un ataque para raptar? .
- Casi seguro que sí - Dijo Mihul detrás de ella -, aunque he oído decir que podrían buscar
esos dos plasmoides del máximo secreto en tu Proyecto.
- Eso no es muy probable - Observó Trigger -. Los atacantes se encontraban a un kilómetro
de distancia de donde debieron descender si buscaban a los plasmoides. Y por lo que vi de
ellos, no formaban un grupo lo bastante grande para un trabajo de esa categoría.
- También pensé en eso - Dijo Mihul -. De cualquier forma, eran profesionales en el vuelo. Vi
de rechazo parte de su equipo. Armas noqueadoras... lanzanieblas..., etc. Y eso que era un
coche rápido.
- Rapidísimo - Asintió Trigger -. Eso es lo que me hizo recelar cuando le vi venir por primera
vez.
- También tenían un saltador interplanetario de gran velocidad aguardándoles en las colinas
- Dijo Mihul -. Lo tripulaban dos hombres. También les detuvieron los policías - Añadió -. ¡No
había duda de que eran raptadores!
- ¿Hay algo que indique qué es lo que buscaban? - Preguntó Trigger.
- No - Contestó Mihul -. Existen demasiadas posibilidades. Veinte o más de los estudiantes
de esa zona, en aquel momento, tenían relaciones lo bastante importantes para ser
clasificados como cebo para raptores. Los policías no quieren hablar excepto para
reconocer que se les informó de antemano del ataque, cosa que resultaba evidente. ¡Del
modo en que aparecieron de la nada y cayeron sobre aquellos muchachos no se puede
suponer otra cosa! ¡Aunque la maniobra, lo reconozco, fue muy bonita!
- Yo no lo comprendo - Admitió Trigger -. Cuando ese vehículo entró, lanzó un grito de aviso
para el grupo más próximo de estudiantes y me dejé caer en el suelo tras una roca. Cuando
me arriesgué a mirar, los policías les habían capturado.
- Demostraste tener mucho sentido - Le dijo Plemponi muy serio -. ¡Espero que quemen a
esos granujas! El rapto y el robo son algo muy sucio.
- Ese gran objeto que viene derecho hacia ti - Observó Mihul tranquila -, es otro aerocoche.
En este camino tiene preferencia de paso. Tú no la tienes. ¡Fíjate bien, Plemp! ¿Lo
entiendes?
- ¿Estás segura? - le preguntó azorado el doctor Plemponi -. ¡Maldición! ¡Haré sonar mi
sirena!
Lo hizo. Trigger parpadeó.
-¡Mira! - Exclamó triunfante Plemponi mientras el otro conductor se desviaba asustado.
Trigger se convenció de que debía relajarse. Los aerocoches eran casi tan a prueba de
accidentes que incluso Plemponi no podía hacer más que trastornar el tráfico cuando
conducía.
- ¿Han habido otros ataques en la zona del colegio desde que me fui? - preguntó, mientras
el profesor salía disparado del cuadrángulo y giraba hacia la terraza de su despacho.
- Eso fue precisamente hace cuatro años, ¿verdad? - Dijo Mihul -. No, aún estabas con
nosotros cuando se efectuó el último... Hace seis años. ¿Recuerdas?
Trigger se acordaba. En aquella ocasión se llevaron a dos estudiantes... hijos de algún
oficial de a Federación. Los raptores se escaparon de manera limpia y pasaron varias meses
antes de que se enterase de que habían rescatado a los muchachos sanos y salvos.
Plemponi efectuó un rápido, pero suave aterrizaje en la terraza. Dirigió a Trigger una mirada
de autosatisfacción.
- ¿Ves? - Dijo tenso -. Entremos, señoritas. ¿Desayunaste ya, Trigger?
Trigger había terminado su desayuno media hora antes, pero aceptó una taza de café. Mihul,
toda atlética, la rechazó. Se dirigió al escritorio de Plemponi y se apoyó en él, los brazos
cruzados sobre el pecho, los ojos tranquilos y azules fijos, pensativos en Trigger. Con su
ágil extensión corporal, Mihul a veces recordaba a Trigger a un hurón, pero el rostro curtido
era agradable y había cierto humor en torno a la boca. Incluso en los días anteriores a la
graduación de Trigger, ella y Mihul fueron buenas amigas.
El doctor Plemponi sacó una repleta bandeja conteniendo el desayuno desde un ascensor
enclavado en la pared, se sentó delante de Trigger, colocando la bandeja en las rodillas,
pidió perdón y comenzó a hablar y comer simultáneamente.
- Antes de que entremos en la razonabilísima queja que hiciste ayer a Mihul - Dijo -, desearía
que me aclarases unas cuantas cosas.
Trigger asintió.
- Ya puede empezar.
- Tú, Trigger - Le dijo Plemponi -, eres aquí una invitada de honor de la Escuela Colonial.
Eres hija de nuestro finado amigo y colega Runser Argee. Fuiste uno de nuestros alumnos
más notables -... no sólo con medalla de honor en armas pequeñas. Y ahora eres secretaria
y ayudante del famoso Comisionado Precolonial Holati Tate, lo que te hace casi partícipe en
lo que podríamos considerar el mayor acontecimiento científico del siglo... Me refiero, claro..
. - Añadió Plemponi -, al descubrimiento de Tate de los plasmoides de la Vieja Galaxia.
- Claro - asintió Trigger -. ¿Y a dónde le lleva esto a parar, Plemp?
Agitó una tostada ante ella.
- No. ¡No interrumpas! Sigo destacando que a causa de las capacidades excepcionales de
gerencia que relevaste bajo las órdenes de Tate, te envió aquí el Departamento Precolonial
con la misión de ayudar al Comisionado y al profesor Mantelish en el Proyecto Plasmoide de
la Liga de la Universidad. Esto significa, Trigger, que eres una persona muy importante.
Mantelish, según su idiosincrasia, es sin duda el biólogo más grande que vive en la Liga. Y
el Proyecto Plasmoide, aquí en la Universidad, es, sin objeción alguna, la empresa actual
más importante de la Liga.
- Eso se me ha dicho - Contestó Trigger
Por eso quiero encontrar la razón de esta aparente chifladura.
- Dentro de un momento - Dijo Plemponi -. Dentro de un momento localizó su servilleta y se
secó los labios con cuidado -. He mencionado esto simplemente para que quede claro, muy
claro, que haremos cualquier cosa para tenerte contenta. Estamos encantados de que estés
con nosotros. ¡Es un honor! - La miró radiante -. ¿De acuerdo?
Trigger sonrió.
- Si usted lo dice... Muchísimas gracias por tantos cumplidos, doctor. Pero ahora vayamos al
grano.
El doctor miró de reojo a Mihul y pareció evasivo.
- ¿Al grano? Preguntó.
- Ya sabe - Dijo Trigger -. Pero si lo prefiere, le haré preguntas específicas. ¿Dónde está el
Comisionado Tate?
- No lo sé.
- ¿Dónde está Mantelish?
El doctor sacudió la cabeza.
- Tampoco lo sé - su expresión comenzó a ser la de una persona desgraciada.
- ¿Eh? - Murmuró Trigger -. ¿Quién lo sabe entonces?
- No se me permite decírtelo - contestó con firmeza el doctor Plemponi.
Trigger alzó una ceja.
- ¿Por qué no?
- Seguridad de la Federación - Fue la respuesta de Plemponi, que frunció el ceño para añadir
-: También se suponía que no debería decírtelo, ¿pero qué podía hacer?
- ¿Seguridad de la Federación? ¿A causa de los plasmoides?
- Sí... Bueno... no... no lo sé.
Trigger suspiró.
- ¿Acaso se supone que no debe decirme todas estas cosas?
- No, no, no - Se apresuró a afirmar Plemponi -. A nadie. Se supone que no debo reconocer
ante nadie que conozco algo de lo concerniente al paradero de Holati Tate o del profesor
Mantelish.
-¡Cáscaras! - exclamó Trigger -. ¡De modo que lo sabe!
Plemponi miró suplicante a Mihul. Esta sonreía.
-¡Tengo los labios sellados, Trigger! No puedo evitarlo. Por favor, créeme.
- Déjeme pues que lo deduzca - exclamó Trigger, acariciando el brazo de su sillón con la
punta de un dedo, Hace ocho semanas me vi separada de mi trabajo en el Sistema Manon y
enviada aquí para concertar los detalles de la organización de este Proyecto Plasmoide. El
único motivo de que aceptase la tarea, como misión temporal, fue que el Comisionado Tate
me convenció de que era importante para él que ocupase tal puesto. Incluso me dejé
convencer para aceptar el nombre supuesto de Ruya Farn y... - Extendió la mano y se tocó el
lado de la cabeza, y que me tiñese el cabello. ¡Sin ningún motivo cuerdo que pudiese
descubrir! Dijo que la Liga U así lo había pedido.
El doctor Plemponi tosió.
- Bueno, ya sabes, Trigger, lo sensible que es la Liga en lo concerniente a la fama personal. ,
La ceja volvió a subir.
- ¿Fama?
-¡Pero no en el mal sentido! - Se apresuró a afirmar Plemponi -. Sin embargo, tu nombre se
ha divulgado muchísimo, más de lo que puedas creer. Los telespectadores te vieron al
mencionar regularmente los informes de Harvest Moon y del Comisionado. ¿No es verdad,
Mihul?
Mihul asintió.
-¡Te hiciste muy popular, criatura! Te vimos en los tetradimensionales muchísimas veces.
- Bueno, quizás - Admitió Trigger -. Pero estos toques siniestros no tienen mucho sentido
para mí, Sin embargo, olvidémoslos y prosigamos.
- Cuando llegamos logré ver a Mantelish sólo una vez para tratar de descubrir qué es lo que
quería. Se mostró muy vago acerca de sus pretensiones. El Comisionado Tate sale y entra
del Proyecto... de ordinario está fuera. También se ha mostrado muy vago. Acerca de todo.
Hoy hace tres semanas que me dijo que se iba. Nadie aquí puede o quiere decirme a dónde
ha ido o cómo se puede establecer contacto con él. Lo mismo ha pasado en el despacho de
Maccadon de Precol. Igual en la oficina Central de Evalee. Idéntico en la Liga U... y en
cualquiera de sus oficinas. Entonces traté de establecer contacto con Mantelish. ¡Se me
informó que está con Tate! Los dos me han dejado instrucciones que debo cumplir.
Ella extendió las manos.
- ¿Cumplir qué? He hecho cuanto podía y si no recibo nuevas órdenes del agente que se
supone que dirige este importantísimo Proyecto, muy urgente, estoy con los brazos
cruzados. ¡Mantelish ni siquiera parece ser el segundo en el mando ... !
Plemponi asintió.
- Se me dijo que todavía no había elegido sus ayudantes en el Proyecto.
- Excepto - dijo Trigger -, ese pequeño rebaño de Científicos Menores que se mantienen
encerrados con los Plasmoides. Saben menos que nada y se mostrarían demasiado
asustados para contarme algo si se lo preguntase.
Plemponi pareció confuso un momento,
- Esa última frase... - Se reprimió -. Bueno, no es ninguna tontería. Sigue.
Trigger dijo:
- Eso es. Para empezar, Holati no me necesita en este trabajo. Nada entraña aspectos de
organización. A menos que algo comience a ocurrir... y muy pronto... no hay excusa para
que permanezca aquí.
- ¿No podrías considerar esta clase de trabajo como unas bien ganadas vacaciones? -
Sugirió Plemponi.
- He intentado considerarlo así. Holati insistió en que uno de nosotros debía permanecer en
la zona del Proyecto continuamente, así que ni siquiera se me ha permitido dejar el recinto
del colegio. He acabado con las clases del oyente y Mihul me ha inscrito en dos de sus
asignaturas.
Pero la cuestión es que no estoy de vacaciones. No creo que Precol considerase que
cualquiera de mis actividades presentes se cataloguen como encarecimiento de un servicio
destacado.
Hubo un breve silencio. Plemponi miró su plato vacío y dijo:
- Perdóneme - se levantó y caminó hacia la pared donde estaba el ascensor con la bandeja
vacío.
- Se equivoca - le dijo Trigger.
Se volvió a mirar.
- ¿Eh?
- Usted quiere echar eso a los desperdicios, ¿verdad?
- Gracias - contestó distraído Plemponi
Siempre lo hago. Confundo las salidas... - dejó caer la bandeja donde debía hacerlo, se secó
las manos en la toalla adjunta e hizo un gesto circular, luego regresó, todavía distraído,
deteniéndose ante el sillón de Trigger. Estudió su cara durante un momento.
- El Comisionado Tate me dio un recado para ti - Dijo de pronto.
Trigger contrajo ligeramente los ojos.
- ¿Cuándo?
- La víspera de marcharse - Plemponi alzó una mano -. ¡Espera ahora! Ya verás lo que fue.
Me llamó y me dijo con estas palabras: «Plemp, no tiene muchas posibilidades de mantener
secretos ante Trigger, así que no le comunicaré secretos innecesarios para que los
conserve. Si este asunto en el que estamos no nos permite volver al Proyecto en el
siguiente par de semanas, se mostrará muy inquieta. En cuanto empiece a quejarse, pero no
antes, dígale que hay motivos por los que no puedo establecer contacto de momento, o
hacerla saber lo que estoy realizando y que me pondré en comunicación con ella en cuanto
me sea posible». Ahí se acabó todo.
- ¿No hubo más? - Preguntó Trigger.
- Sí, no hubo más.
- ¿Y no dijo cuánto tiempo duraría esta situación?
- No. Te he dado el mensaje palabra por palabra. Mi memoria es excelente, Trigger.
- ¿Así que podrían pasar más semanas? ¿O meses?
- Sí. Posiblemente. Me imagino... Plemponi había comenzado a sudar.
- Plemp - murmuró Trigger -, ¿quiere usted dar a Holati un mensaje de mí parte?
-¡Encantado! - contestó Plemponi -. Qué... ¡Oh, oh! - se ruborizó.
- De acuerdo - dijo Trigger -. Puede ponerse en contacto con él. Me lo pensaba.
El doctor Plemponi parecía lleno de reproches.
- Eso no fue noble, Trigger. Eres muy perspicaz.
Trigger se encogió de hombros.
- Lo que pasa es que no veo justificación a todo este misterio - Se puso en pie -. De todas
maneras, he aquí el recado. Dígale que a menos que alguien, y pronto, me dé algún motivo
cuerdo para permanecer aquí, pediré a Precol que me vuelva a trasladar a mi puesto en
Manon.
Plemponi balbuceó triste.
- Trigger - Logró decir -, haré lo más que pueda por pasar el recado. Pero, en caso de que...
Ella le sonrió simpática.
- Lo sé - Contestó -. Tiene la boca cerrada. Lamento haberle molestado, Plemp -, soy una
simple empleada de Precol después de todo. Si he de perder el tiempo que les pertenece,
me gustaría saber por lo menos la razón.
Plemponi la vio salir de la habitación y descender al pasillo adjunto. En su rostro, la
consternación luchaba por dar paso a un sentimiento aprobatorio.
- Tiene un tipo estupendo, ¿verdad? - Dijo a Mihul. Trazó en el aire vagos movimientos
curvos con una mano, más o menos los opuestos con la otra -. Tiene un cimbreo especial
cuando camina.
- Ajajá - dijo Mihul -. ¡Viejos chivos!
- ¿Eh? - preguntó el doctor Plemponi.
- Te oí discutir con Mantelish el tipo de Trigger.
Plemponi se sentó en su escritorio.
- No deberías escuchar lo que no te concierne, Mihul - Dijo con severidad -. Será mejor que
lleve ese recado a Tate, supongo. Decía lo que pensaba, ¿no te parece?
- Absolutamente - Dijo Mihul.
- Tate me previno que se podía poner difícil poco más o menos en estos momentos. Tengo
la sensación de que es muy consciente.
- También tiene novio en el Sistema Manon - Aclaró Mihul -. Tienen relaciones desde que
estaban juntos en el colegio.
- Entonces debería casarse - Afirmó Plemponi. Se estremeció -. ¡Me hierve la sangre cada
vez que pienso cómo esos raptores estuvieron tan cerca de ella ayer!
Mihul se encogió de hombros.
-¡Cálmate! Jamás tuvieron la menor posibilidad. Los tipos que Tate tiene vigilándola son la
brigada más rápida que vi en acción jamás.
- Eso no halaga en nada a nuestra policía de Maccadon - murmuró reflexivo Plemponi.
- Creo que es verdad. Dados mis impuestos, han importado talentos. De todas maneras, si
alguien quiere apoderarse de Trigger Argee aquí, será mejor que venga con un acorazado.
Plemponi miró nervioso el cielo sin nubes que quedaba encima del rectángulo del patio.
- La impresión que me formé de Holati Tate es que alguien podría venir así, como tú has
dicho - respondió.
CAPITULO II
Había una entrada al transportador neumático, o tubo, en el extremo del pasillo que daba al
despacho del doctor Plemponi. Mihul penetró, marcó el número de sus habitaciones
personales, esperó hasta que la luz se pusiese verde unos segundos más tarde y entró en
otro pasillo a diecisiete pisos por debajo del despacho de Plemponi y a poco más de dos
kilómetros y medio de distancia.
Mihul cruzó el pasillo, entró en su apartamento, cerró la puerta tras de sí y oprimió el botón
de la pantalla. En su dormitorio abrió una caja fuerte de la pared y sacó un transmisor de
gran potencia. Lo conectó.
- ¿Sí? - Dijo una voz.
- Aquí Mihul - Contestó ella -. Quillan o el Comisionado...
- Aquí Quillan - Repuso el transmisor segundos más tarde en voz diferente, esta vez
profundamente masculina -. Adelante, muñeca.
Mihul gruñó.
- Llamo porque me doy cuenta de la necesidad de que sus muchachos adopten una acción
inmediata en el asunto Argee - dijo.
- ¿Oh? - preguntó la voz -. ¿Qué clase de acción?
- ¿Y cómo diablos voy a saberlo? Les digo simplemente que no podré continuar siendo
responsable de su estancia aquí, durante más tiempo.
- ¿Ha pasado algo? - se apresuró a preguntar Quillan.
- Si se refiere a si alguien ha tratado de caer sobre ella, no. Pero es muy posible que intente
largarse. Por lo menos me consta que no está dispuesta a aguardar mucho tiempo más.
Quillan contestó pensativo:
- ¿No lleva ya una temporadita mostrándose así?
- Sí, pero ha empeorado en los últimos días - Mihul dudaba -. ¿Iría contra Seguridad si usted
me contase algo de lo que le ha pasado?
- ¿Le ha pasado a ella? - Repitió Quillan con precaución.
- A su cerebro.
- ¿Por qué se le ha ocurrido pensar eso?
Mihul miró ceñuda al transmisor.
- Trigger siempre tuvo genio - Dijo -. Se mostró siempre obstinada. Siempre fue
individualista y dispuesta para luchar por sus propios derechos y los de cualquiera. Pero
también mostraba sentido. Tiene uno de los mayores Cocientes de Inteligencia que pasaron
jamás por esta universidad. El modo en que actúa ahora no me parece demasiado racional.
- ¿Y cómo habría actuado antes? - Preguntó Quillan,
Mihul meditó.
- Se habría puesto muy enojada con el Comisionado Tate - Dijo -. No la hubiera censurado
por eso... Yo hubiese hecho lo mismo, dadas las circunstancias. Cuando él volviera, ella le
habría exigido una explicación razonable de lo que estaba sucediendo. Si no conseguía algo
que la satisficiese, dimitiría. Pero habría aguardado hasta que él volviera. Después de todo,
¿por qué no?
- ¿Y no cree que ahora vaya a esperar?
- No lo creo - repuso Mihul -. Le ha dirigido una especie de ultimátum a través de Plemponi.
Una especie de comunicado, en efecto. Francamente no quisiera que se me obligase a
garantizar que se quedara aquí para recibir la respuesta.
- Hum... ¿Y qué espera que haga?
- Que se marche - Dijo Mihul -. De un modo u otro.
摘要:

JAMESH.SCHMITZPLASMOIDESTITULOORIGINAL:ATALEOFTWOCLOCKSAUTOR:JAMESH.SCHMITZCAPITULOPRIMEROEralahoradelcrepúsculomatutinoenCeyce,laCiudadBlanca,capitalplácidamentehermosadeMaccadon,MundoUniversitariodeHub.EnelcomplejodeedificiosdelaEscuelaColonialqueseextendíadurantediezkilómetrosconsusparquestropica...

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